A principios del mes de Septiembre de 2013, impartí una ponencia en el Expo-Masaje 2013, en Madrid, España. Trató de una patología compleja de diagnosticar desde la medicina convencional, la psoitis.

En esta ponencia no solo hablaba del trabajo sobre una psoitis, imposible hacer si no existe un buen conocimiento de la lesión y una buena exploración manual, sino que buscaba el entendimiento de los profesionales que en esta sala del Hotel Chamartín se reunieron, de la importancia que tiene en la evaluación previa escuchar a la persona.

Quizá nos tenemos que remontar cuatrocientos años antes de la aparición de Cristo y colocarnos al lado de Hipócrates de Cos, padre de la medicina moderna, para recordar que debemos tratar a la persona, no a la enfermedad.

Incluso, en el S.XIX nos dejaba escrito el padre de la osteopatía, el Dr. Taylor Still, aquello de que tratemos la salud, de la enfermedad ya se encargan los médicos convencionales.

No deja de ser una de las filosofías de la medicina tradicional china, velar por la salud, no dejar entrar a la enfermedad.

Todo esto se mantiene gracias a la comunicación constante con la persona. Comunicación escucha.

En todo este proceso influyen de forma considerable los pensamientos, (hemisferio izquierdo del cerebro), que son un fiel reflejo sobre cómo sentimos, (hemisferio derecho del cerebro).

En la depresión es importante el concepto de dolor. Un estudio¹ de 2022 habla sobre las conceptualizaciones biopsicosociales de las condiciones clínicas de dolor, que reconocen la naturaleza multifacética de la experiencia del dolor y su intersección con la salud mental. Un marco cognitivo-conductual primario es el modelo de evitación del miedo, que postula que la catastrofización del dolor y el miedo al dolor, (incluidas la evitación, las cogniciones y la reactividad fisiológica), son antecedentes e impulsores clave de la intensidad del dolor y la discapacidad, además del dolor, malestar psicológico relacionado.

Los resultados de los modelos de efectos aleatorios indicaron una asociación positiva de tamaño mediano a grande entre el miedo al dolor, el dolor catastrófico y las medidas y resultados de vigilancia del dolor, (efecto negativo relacionado con el dolor, ansiedad, depresión y discapacidad relacionada con el dolor), y asociaciones de tamaño medio con la intensidad del dolor.

Y es aquí donde empieza este artículo. Los procesos emocionales de la persona, que hacen que desencadene en enfermedad, síndrome o lesión. Dolor, en  definitiva.

Muestro un caso de este osteópata: Mujer joven, de 42 años, C.S.F. Arrastra este padecimiento desde hace 17 años, (migraña), por duro impacto emocional de una doble muerte de seres muy allegados. Comienza un duro proceso, por aquellas fechas, de encontrar el problema de su padecimiento, (duros dolores de cabeza que aparecen sin aviso; también en períodos de la menstruación). No hallando una explicación fisiológica, incluyendo escáneres cerebrales para buscar cualquier tipo de deficiencia neurológica, la medican sin ton ni son con fuertes opiáceos, incluyendo Valium 10, antidepresivos, antihistamínicos… Asiste a diferentes psicólogos y psiquiatras, sin que todo ello tenga un resultado medianamente óptimo.

En este caso nos aparecen algunas claves. Es importante atender a la persona desde la fisiopatología y la fisiología, al fin y al cabo, en osteopatía nos vienen por dolores, pero no es menos importante «involucrarse» con la persona en su sentir de la lesión. En la actualidad la osteopatía entiende la atención a la persona, no a la enfermedad.

¿Por qué nos duele lo que nos duele?

En el caso que vemos arriba, (C.S.F.), ocurrió una de las sesiones que teníamos prevista que, por ella misma comenzó a contarme, como el que le cuenta algo muy personal a un amigo muy íntimo, el cómo se sentía ella con la muerte de estos familiares de ella. Me invadió en ese momento una sensación de sorpresa, al mismo tiempo que entendí que le había tocado en algún punto profundo en una pequeña charla pre-sesión que tuvimos. En ese momento ella sintió que tenía que soltar todo, o al menos parte, de lo que venía sintiendo y le ahogaba en esos últimos 17 años. Algo que no había sido capaz de contar a ningún profesional, ni a ninguna persona allegada, porque nunca había sentido el camino de salida de aquello que le estaba ocurriendo, aquello que, sin darse cuenta, me estaba contando. Lo único que hice fue relajarme y escuchar durante unos 40 minutos todo lo que estaba expresándome nuestra querida amiga. No hice un gesto, ni un intento de intervenir, no pretendí absolutamente nada. Sólo escuchar la historia de un drama. Esto es lo que mi amigo Héctor Cohan, osteópata y profesor en Argentina, llama la psicosteopatía.

Cuando salió del gabinete nos esperaba su marido, quien cuando la vio se quedó sorprendido de cómo le relucían los ojos y la piel. Tenía vida.

Dejad que os cuente otro caso. C.S.S., fue en su vida, desapareció ya hace algunos años, un funcionario, (ya jubilado), que le conocí en mi primer gabinete en Madrid, allá por 1998. Su primera visita me la hizo el 18 de diciembre de aquel bonito año, por dolores de cuello y de la zona media de la espalda. Su historial clínico estaba bastante cargado de lesiones y operaciones, incluida una angioplastia coronaria por una neoplasia femoral. Padeció en el `94 un infarto. Y su mantenimiento farmacológico era de espanto… Adiro, (circulatorio); Enalapril; Coropres; Aspirina; Uniket 40; Pravix; Frusetina 20; Alprazolan; Ezetrol, (colesterol); Simbastatina; Omeprazol, (protector); Respirdal, (ansiolítico); Flores de Bäch; Homeopatía. Insisto, de espanto.

Fue un hombre que las cosas, no solo las tenía bastante complicadas por toda la química que ingería al cabo del día, sino que, se agravaba por sus pensamientos y su forma de ver las cosas. Creed que es difícil ayudar a alguien que contra una solución utiliza un problema. Es posible que no supiera sacarle el partido a lo bueno de la vida, que os aseguro que existe, sino que además, había escogido el camino equivocado. La insatisfacción de hacer durante toda una vida aquello que no quieres hacer, llámese equivocar el sentido profesional, falta de atención a y de la familia, sacarle ningún provecho a lo que te ofrece la vida, en amistad, tierras, casas… El no dar con la «tecla adecuada», e incluso, si en algún momento había dado y había «sonado la campana», no lo oyó, no se enteró que había encontrado el camino, la solución. Cuando yo le conocí y durante el tiempo que me fue visitando de forma inconstante, (la última vez que le vi en un gabinete mío fue en Abril de 2012), visitaba a una decena de especialistas en diferentes materias, como naturópatas, masajistas, maestros de reiki, acupuntores, medicina alopática, etc., y no sólo nada le gustaba, sino que, además, le encontraba el punto negativo a cada cosa que hacía, que llegué a entender que fue una búsqueda desesperada, mezclándolo todo, sin pretensión de encontrar nada. Murió su madre y le quedó una buena herencia, aún eso era un problema!!!

Quizá todo empieza en un momento antes de la infancia que acaba arrastrando, como bola de acero encadenada a la pierna que arrastra el presidiario de alguna prisión de algún rincón del mundo. Le lleva a estudiar una carrera de ingeniería y se dedica toda su vida a ser ordenanza del Ministerio de Hacienda español. No encuentra aquella amiga que le ayude en la vida, incluso, cuando da con ella, allá por 2007, decide que no tiene que estar con ella porque él la va a hacer mucho daño. Sólo habla de lo buena mujer que es, pero que él es incapaz de hacerla feliz…

Fijaos en todas las barreras que somos capaces de ponernos, barreras que se traducen en un miedo que, a veces, tenemos de la vida, que en definitiva, somos nosotros mismos.

Trabajé lo mejor que pude con esta persona, llegó a contarme cosas profundamente trascendentes, pero era incapaz de ayudarle, porque él no se dejaba. Ese estado le dio enfermedad, desidia, malestar y pérdida del camino que debía seguir. Finalmente, la muerte física.

La teoría de William James y Carl Lange, que propusieron simultáneamente, pero de forma independiente en 1884, fue una teoría fisiológica de la emoción. La teoría de James-Lange propone que la corteza cerebral recibe e interpreta los estímulos sensoriales que provocan emoción, produciendo cambios en los órganos viscerales a través del sistema nervioso autónomo y en los músculos del esqueleto a través del sistema nervioso somático.

Es aquí donde interviene la osteopatía.

“La conexión cuerpo-mente”, libro de Debbie Shapiro, explica cómo nuestros estados emocionales pueden favorecer todo tipo de enfermedades: hipertensión, disfunciones cardíacas o trastornos nerviosos de diferentes tipos. Las distintas dolencias  pueden contribuir no sólo a transformar nuestra salud física, sino también a facilitar la curación a un nivel más profundo. El secreto está en descubrir y comprender los mensajes que encierran los desórdenes físicos para poder conocernos y vivir mejor, nos viene a decir.

Y no puedo dejar de mencionar el libro revelación, quizá del Siglo XXI, «El Secreto», de Rhonda Byrne, el cual nos da las claves que durante siglos han estado ocultas a nuestros ojos y que tantos maestros del pasado como del presente, utilizan para conseguir aquello que quieren conseguir, entre otras, la salud.

Entonces, ¿de qué sirven la farmacopea, las técnicas de masaje, la naturopatía, la medicina tradicional china, el reiki, etc?

Nos ayudan a cognitar lo que no hemos aprendido a comprender. Cada vez más, y hablo en nombre propio y de mis colegas osteópatas, nos interesamos más del «por qué» suceden las cosas, que del «qué» sucede. Ya os he traído algún caso a este artículo, aunque existen miles de ellos más.

Este desarrollo realizado líneas arriba nos lleva a un artículo² sobre la lesión traumática de la médula espinal, (TSCI), que es una condición neurológica debilitante con importantes consecuencias a largo plazo en la salud mental y el bienestar de las personas afectadas.

Se examinaron un total de 1.013 artículos y en la revisión final se incluyeron 18 estudios con 4.234 personas. De estos, 1.613 individuos, (38,1%), tenían paraplejía, mientras que 1.658, (39,2%). tenían tetraplejía. Un total de 1.831 participantes, (43,2%), tenían TSCI completo, mientras que 1.024, (24,2%), tenían TSCI incompleto. La etiología más común de TSCI con 1545 personas, (36,5%), fueron los accidentes automovilísticos. 

Se concluye en ese artículo que diferentes factores de riesgo biopsicosocial contribuyen a tasas elevadas de ansiedad y depresión entre personas con TSCI. Se debe identificar a las personas en riesgo de desarrollar ansiedad y depresión y se les debe brindar apoyo específico.

¿Cómo corregimos en osteopatía los síndromes que provienen de la mente?

Osteopatía sacro-craneal.

Según la Asociación de Osteopatía Sacro-Craneal:

A mayor flujo de sangre en el cráneo, mayor será la percepción extrasensorial y expansión de la conciencia, dando potencia a la alquimia del elixir de la vida, el líquido cefalorraquídeo, que sube y baja del sacro al cráneo. 

En el cuerpo humano conocemos que existe el ritmo cardíaco y el ritmo respiratorio. A un nivel más profundo y lento tenemos 3 ritmos, 3 mareas, que nos conectan con nuestro ser, nuestro espíritu, y van más allá. Ritmos y mareas inspiradas por el aliento de la vida. Para conocernos en profundidad nos ayudan a sanar nuestro cuerpo y nuestras emociones.

  • El Ritmo Craneal, denominado también Impulso Respiratorio Primario, (IRP). Su ritmo es de 6 a 12 ciclos por minuto. Es la más física y con ella trata la Osteopatía Craneal y la TERAPIA SACRO-CRANEAL.
  • La marea media; la Biosfera. Es más lenta y se la denomina la potencia o luz líquida. Su ritmo es de 3 ciclos por minuto. Nos enseña a contactar con ella la BIODINAMICA CRANEAL.
  • La mareal larga; el Todo. Es la conexión con el todo y su ritmo, es el más lento y sutil, 1 ciclo por minuto. También nos la muestra la BIODINÁMICA CRANEAL.

«Hay una circulación común, una respiración común. Todas las cosas están relacionadas». (Hipócrates de Cos).

Nosotros interpretamos la osteopatía sacro-craneal, como la acción de buscar los bloqueos a través de la liberación de las suturas craneales y, posteriormente, devolver el movimiento del tejido fascial. Así liberamos todas las emociones atascadas en nuestro interior por los resultados que nos da en la vida las cosas del exterior.

¿Por qué es importante la osteopatía en los procesos somato-emocionales?

Podría exponer un número sin fin de respuestas, pero me quedo con una que publicó en la revista «Masaje», (desaparecida en 2011), un buen colega, José Luis Pérez Batlle del «Upledger Institute España»:

… Hay un abanico de emociones, desde agradables que nos hacen felices, que nos hacen vibrar, que nos hacen sentir algo positivo, hasta emociones desagradables que nos hunden, que incluso no nos permiten ya ni sentir, que nos ponen bajo tierra y nos deprimen y estas emociones pueden afectar físicamente diferentes órganos y determinada manera de actuar… (sic.)

… Por ejemplo: Si la portera de mi casa todas las mañanas me saluda sonriente y hoy ni siquiera me ha mirado y se ha dado la vuelta, yo eso lo puedo interpretar de mil maneras diferentes; dependiendo cuál sea en ese momento mi manera de estar, voy a integrar eso de mejor o peor interpretación…

En definitiva, los estados emocionales nos dan un mapa del camino que estamos siguiendo, y que solo nosotros mismos, con los datos y ayuda, podemos seguirlo o rectificar en cualquier momento si no nos gusta lo que estamos viviendo. Y para ello, debes preguntarte:

¿Qué camino quiero recorrer en mi vida?

 

José Enrique García. Otseópata normativa europea 16686:2015. Máster en Osteopatía bajo evidencia científica.

 

DOCUMENTACIÓN

¹Andrew Rogers, Samantha Farris. Un metaanálisis de las asociaciones de elementos del modelo de dolor crónico para evitar el miedo con afecto negativo, depresión, ansiedad, discapacidad relacionada con el dolor e intensidad del dolor. PMID: 35727200. 2022

²Mohammad MofattehMohammad Sadegh MashayekhiSaman ArfaieYimin ChenArmaan K MalhotraGeorgios P ​​SkandalakisMohamed Ali AlviFardad T AfshariShakila MeshkatFamu LinEbtesam AbdullaAyush AnandXuxing LiaoRoger McIntyre, Carlo SantaguidaMichael WeberMichael Fehlings. Ansiedad y depresión en la lesión traumática de la médula espinal de inicio pediátrico: una revisión sistemática. PMID: 38143027. 2023